viernes, 8 de febrero de 2013



Llueve, y a mí me gusta la lluvia... aunque no esta, la otra: la que danza armoniosamente con el universo. Esta es impiadosa, lo esta destruyendo; inunda los esfuerzos, abniega los corazones con esperanzas primaverales. ¿Qué silencios y qué verdades podría albergar la tormenta? ¿Cuantas banalidades se irán desplazando hacia los ríos?. Allí, en lo alto, solo queda la oscuridad del día . Y la tristeza de quienes no podrán refugiarse del frío goteo de sus almas perdidas...