Multitud de claveles ahogan los cielos
Y el pulso del amor, verbigracia la desgracia
Y llora un
pensamiento azul...
Nos detenemos lentamente
En sucesos que desencadenan el alma al vacío
Y las aves trazan, con su danza en las alturas,
El inevitable camino hacia el final.
Pues ya es momento de escalar el mundo,
De apoyar la vista por encima del regazo del eterno
silencio,
De salir del océano y respirar lejos de la desgracia.
Natalia Porcel & Diego Fernando Marino