Llueve, y a mí me
gusta la lluvia... aunque no esta, la otra: la que danza armoniosamente con el
universo. Esta es impiadosa, lo esta destruyendo; inunda los esfuerzos, abniega los corazones con esperanzas primaverales. ¿Qué silencios y qué verdades podría
albergar la tormenta? ¿Cuantas banalidades se irán desplazando hacia los ríos?.
Allí, en lo alto, solo queda la oscuridad del día . Y la tristeza de quienes no
podrán refugiarse del frío goteo de sus almas perdidas...
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