Cuarenta balcones sin flores
y un oceano a la salida.
Dos senderos sin retorno,
dos corazones sin medida.
Sublime antojo de los prohibido
espejos enfrentados
silencios sin retorno
caminos dibujados.
Andares inseguros
sobre lazos quebradizos.
Miradas que se encienden
y su fuego se hace rio.
Sonrisas inconstantes
rimas incesantes
y al final, solo espinas sin rosas
en este edificio de amantes.
Natalia J Porcel ( derechos reservados)
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